Para los estudiosos del comportamiento organizacional lo importante no es encontrar los culpables sino las causas que originan el problema. Todo problema, señalan, tiene una causa. El problema se elimina suprimiendo la causa que lo produce. La oposición o mejor dicho la imposibilidad que tiene de materializarse como una alternativa a corto plazo ante el liderazgo del presidente Chávez es el principal problema que tiene la deficiente democracia venezolana. Los resultados del recién realizado referéndum aprobatorio que permite a Chávez y a los demás funcionarios públicos electos popularmente presentarse cada vez que quieran como candidato demuestran una vez mas que la oposición carece de la aceptación necesaria para imponerse sin ningún tipo de dudas sobre un oponente que les ha clavado quince derrotas consecutivas desde que resultara favorecido por el voto popular por allá en el siglo pasado. Claro que esto tiene sus explicaciones y muchas de ellas la hemos señalado en entregas anteriores en este y otros medios en el que escribimos nuestras reflexiones sobre el acontecer político, económico, social y electoral. Sobre este último proceso electoral, una vez que Chávez anunciara que todos los funcionarios podrían presentarse cuantas veces quisieran al escrutinio del soberano manifestamos nuestra preocupación porqué eso significaba que 18 gobernaciones, 248 alcaldías, ciento setenta y dos diputados, toda la estructura gubernamental y los demás poderes públicos estarían trabajando por la opción releccionista. A partir de ese momento y esto lo reflejan las encuestas la opción del SI comenzó a crecer electoralmente a tal punto que de los veinte puntos por debajo que daban las empresas encuestadoras a finales de diciembre a favor del NO pasó a principios de Febrero a tener hasta diez puntos por encima, porcentaje con el que finalmente se impuso. Pero volviendo al encabezado de este articulo en verdad que la oposición representa un serio problema puesto que carece de creatividad, de ofrecimientos susceptibles de ser comprados por los sectores mas empobrecidos de la población y su política se basa en oponerse a todo lo que Chávez diga e imponga. En otras palabras la agenda de la oposición se la impone Chávez.Por este mismo medio señalábamos en nuestra entrega anterior que la oposición caía nuevamente en el juego del presidente y así sucedió. Decíamos que la propuesta de la enmienda era un problema político y no jurídico y a pesar de algunos comentarios de gente calificada como juristas seguimos insistiendo en que el problema es eminentemente político. Sería jurídico si tuviéramos un TSJ no identificado mayoritariamente y pico con la figura del presidente y de su gobierno. Nada tenemos o podemos hacer si quienes ejercen los cargos del resto de los poderes públicos son inequívocamente militantes del proceso, en consecuencia sus actuaciones serán políticas y nunca jurídicas como ha venido sucediendo hasta ahora. Por tanto ante el planteamiento inconstitucional e ilegal estamos de acuerdo, del referéndum aprobatorio, la respuesta de la oposición debió haber sido política y así en efecto sucedió, solo que se equivocaron de banda a banda en cuanto a la estrategia y a las tácticas para lograr la victoria. Dejar en manos de los estudiantes la responsabilidad casi total de la acción opositora más que un error fue una estupidez. Los gobernadores y alcaldes recién electos debieron ser los responsables a full time al igual que los sindicatos, gremios, empresarios y partidos políticos de enfrentar la propuesta presidencial. Salvo algunas escaramuzas de Rosales, Ramos Allup, Pablo Pérez y Antonio Ledezma los demás brillaron por su ausencia. ¿Donde estaban el pollo Salas, Ocariz, Morel, Pérez Vivas, Lester Rodríguez, Manuel Cova por mencionar algunos de los más notables representantes de la oposición? Por otra parte ojala y no se les ocurra la dirigencia de los partidos en los procesos venideros para concejales y diputados a la Asamblea Nacional repartirse los puestos de acuerdo a los votos obtenidos porque así de antemano decimos que la derrota es segura. La gente espera un verdadero desprendimiento, humildad, solidaridad e inclusión en los partidos políticos